El dolor crónico es una de las dolencias más difíciles de tratar, pues los puntos del cuerpo a los que afecta y su origen puede ser muy variado dependiendo de la persona. En los últimos años, la manera de tratarlo ha sido mediante fármacos basados en opiáceos. Este tipo de medicamento es muy efectivo, pero a largo plazo puede llegar a causar adicción. Esto es, en parte, debido al mal uso que se le ha dado a los opiáceos. Diversas investigaciones han indicado que los pacientes con dolor crónico son propensos a utilizar mal los medicamentos opiáceos que les recetan, cosa que conlleva muchos efectos secundarios negativos[1].
Pese a que la adicción es uno de los riesgos más peligrosos de los opiáceos, se ha demostrado que también son capaces de producir más depresión y ansiedad en pacientes con dolor crónico que otro tipo de medicamentos. Un estudio realizado por la Universidad de Harvard y varias instituciones de Barcelona afirmaba que el 54% de los pacientes con dolor crónico sufre depresión y un 50% padece ansiedad[2]. Por ello, las nuevas investigaciones sobre el tratamiento del dolor crónico se están basando en encontrar una alternativa a los opiáceos.
A principios de 2017 se publicó un estudio llevado a cabo en Israel en el que se comparaba el consumo de opiáceos y cannabis terapéutico para tratar la ansiedad y las depresiones producidas por el dolor crónico. El estudio se realizó durante seis meses y participaron casi 900 personas que respondieron preguntas sobre su consumo de medicamentos y su grado de dolor. También se tuvieron en cuenta datos su historial médico y datos sociodemográfcos.
Tras la recopilación de estos datos, se dividió a cada paciente según su grado de ansiedad o depresión. Asimismo, también se dividieron según el tipo de medicación: por un lado, los que solamente tomaban opiáceos; por otro, los que sólo usaban cannabis terapéutico; y, finalmente, los que consumían ambos. Los resultados fueron esclarecedores: los consumidores de opiáceos eran más propensos a la depresión y la ansiedad[3].
Actualmente se cree que la acción en los receptores de cannabinoides está relacionada con la reducción de las conductas depresivas[4]. Los factores que hacen que el consumo de cannabis terapéutico conlleve menos ansiedad o depresiones que los opiáceos, sin embargo, todavía no son claros. Una posibilidad que se ha estudiado es el hecho de que el cannabidiol neutraliza la ansiedad que puede producir el THC. En todo caso, esto solo se ha comprobado en sujetos sanos[5].
[1] Feingold, D., Goor-Aryeh, I., Bril, S., Delayahu, Y., & Lev-Ran, S. (2017). Problematic use of prescription opioids and medicinal cannabis among patients suffering from chronic pain. Pain medicine, 18(2), 294-306.
[2] Gadermann, A. M., Alonso, J., Vilagut, G., Zaslavsky, A. M., & Kessler, R. C. (2012). Comorbidity and disease burden in the national comorbidity survey replication (NCS‐R). Depression and anxiety, 29(9), 797-806.
[3] Feingold, D., Brill, S., Goor-Aryeh, I., Delayahu, Y., & Lev-Ran, S. (2017). Depression and anxiety among chronic pain patients receiving prescription opioids and medical marijuana. Journal of Affective Disorders, 218, 1-7.
[4] Degenhardt, L., Lynskey, M., & HALLY, W. (2000). Cohort trends in the age of initiation of drug use in Australia. Australian and New Zealand journal of public health, 24(4), 421-426.
[5] Zuardi, A. W., Shirakawa, I., Finkelfarb, E., & Karniol, I. G. (1982). Action of cannabidiol on the anxiety and other effects produced by Δ 9-THC in normal subjects. Psychopharmacology, 76(3), 245-250.
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*Este post se ha realizado en base a investigaciones existentes hasta la fecha de publicación del artículo. Debido al incremento de estudios en torno al cannabis medicinal, la información expuesta puede variar a lo largo del tiempo e iremos informando en posteriores escritos.
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