El proceso de envejecimiento es algo por lo que todos los humanos atravesamos. Mientras envejecemos hay muchas funciones que naturalmente empiezan a ralentizarse o se detienen por completo en nuestro cuerpo. Varias personas mayores empiezan a perder sus habilidades sensoriales (vista, oído, gusto, etc), los huesos y los músculos se vuelven frágiles, e incluso su masa disminuye. Además de todo eso, las personas mayores se encuentran en riesgo de desarrollo de depresión, ansiedad e insomnio. Es bastante común para los doctores prescribir antidepresivos, ansiolíticos y substancias hipnóticas para estos problemas, pero a veces la prescripción es demasiado pesada para el paciente, provocando más problemas.
Además, cuando las personas envejecen, nuevos problemas aparecen y nuevos fármacos son recetados para cada uno de estos. Esto es conocido como polifarmacia, lo cual podría causar más problemas ya que la mezcla de varias medicaciones provoca la reacción adversa a medicamentos (RAM), afectando principalmente el hígado y los riñones. Finalmente, estas reacciones podrían llevar a la prescripción de más medicamentos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que más de un 20% de personas con 60 años y más presentan trastornos neurológicos o mentales. En la población con esta edad, el desorden más común es la depresión (7%), la demencia (5%) y la ansiedad (3.8%). El problema es que la población mundial envejece rápidamente. De hecho, la OMS predice un aumento global de la población mundial mayor de 60 años, del 12% al 22% entre los años 2015 y 2050[1].
De acuerdo con un artículo de investigación, el uso de medicación inapropiada entre las personas mayores oscila entre un 11.5% a un 62.5%, por lo tanto, alrededor del 50% de las personas toma al menos 1 o 2 farmacéuticos que no necesitan[2]. Por otra parte, es crucial ser consciente de que los ancianos tienen un riesgo más grande de desarrollar efectos secundarios adversos mientras toman la medicación, debido a la enfermedad que sufren, el consumo de otras sustancias prescritas, el olvido y errores en el cálculo de las dosis[3].
Por lo tanto, mientras el porcentaje de personas mayores se incrementa en el mundo, es importante el encontrar alternativas naturales y seguras, y los cannabinoides podrían ser una de estas. Este artículo estudiará como el cannabis medicinal podría reducir algunas de las sustancias administradas en las personas mayores.
Depresión, ansiedad, insomnio y cannabinoides
Los tratamientos actuales para la ansiedad están asociados con tasas de respuestas limitadas, síntomas residuales, efectos adversos y una pobre adherencia. Estas limitaciones dan prioridad a sustancias farmacéuticas insólitas, así como el cannabidiol (CBD). Un fitocannabinoide constituyente de la planta del Cannabis sativa, con una amplia gama de propiedades terapéuticas. Su potencial ansiolítico sin ningún efecto psicoactivo, demostrado conclusivamente en varios estudios preclínicos y clínicos, ha atraído un interés cada vez más grande[4].
Con esta información, y junto al hecho de que el CBD tiene un potencial de adicción muy bajo y no conlleva efectos secundarios severos, la evidencia apunta al CBD como la perfecta alternativa como tratamiento para la ansiedad en los ancianos. Para entender como los cannabinoides afectan el organismo, el sistema endocannabinoide es clave.
Por otro lado, está reconocido que la mejora en el estado de ánimo es uno de los beneficios de la compleja experiencia provocada por el cannabis. En estudios preclínicos, se reportó originalmente que la estimulación de los receptores CB1 por el delta-9-tetrahidrocannabinol (Δ9 THC), el principal constituyente psicoactivo del cannabis, dio lugar a una actividad de tipo antidepresivo. Estos cambios incluyen un eflujo mejorado de noradrenalina, 5-hidroxitriptamina y dopamina en varias regiones del cerebro, las cuales son moléculas asociadas con los cambios en el estado de ánimo. Δ9 THC, es una agonista parcial del receptor CB1, el cual puede activar los receptores a una respuesta máxima (cuando cantidades inadecuadas de ligandos están presente), o reducir la sobreestimulación de receptores (cuando cantidades excesivas de ligandos están presentes).
Otra investigación reconoció que el CBD exhibió un efecto antidepresivo dosis dependiente en modelos con animales. Este actúa como un agonista parcial en los receptores humanos de serotonina 5-HT, los cuales podrían involucrados en su efecto antidepresivo y ansiolítico. Además, tiene una afinidad baja por ambos receptores cannabinoides, CB1 y CB2. Por otra parte, otro fitocannabinoide conocido como cannabicromeno (CBC) también provocó un efecto antidepresivo en animales (en dosis altas), pero los mecanismos subyacentes de tal actividad aún no son claros, lo que lleva a estudios posteriores[5].
Actualmente, tartar la depresión, el estrés y el Síndrome de Burnout con THC sintético (Dronabinol), también demostró resultados exitosos[6]. Además, el THC, así como otros cannabinoides que contienen un grupo fenol en su estructura molecular, poseen una actividad antioxidante para proteger las neuronas contra el estrés[7].
Finalmente, el insomnio es uno de los trastornos psiquiátricos asociados con la ansiedad. De hecho, las disrupciones en el sueño son parte del criterio para el diagnóstico de dos categorías de trastornos de ansiedad: Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) y el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Los pacientes con TAG frecuentemente reclaman que tienen un sueño inquieto, no reparador y dificultades para quedarse dormido o permanecer dormido. Mientras que las pesadillas interrumpen la fase de sueño REM, los síntomas persistentes de excitación e insomnio son trastornos comunes en los pacientes con TEPT. Un periódico científico publicó que el CBD ayuda a inducir el sueño en ratas con ansiedad, mediante su efecto ansiolítico, en lugar de a través de la regulación del sueño[8].
En 2017, una revisión más reciente de la literatura confirmó que el CBD podría ser de ayuda contra la somnolencia diurna excesiva y el trastorno de conducta durante el sueño REM. Además de eso, el THC podría disminuir el período de tiempo que se tarda en realizar la transición desde el desvelo al quedarse dormido, pero podría dañar la calidad del sueño a largo plazo. Para entender mejor sus implicaciones clínicas, se necesita investigación adicional longitudinal y controlada[9].
Después de toda la información anterior, la evidencia sugiere que el CBD podría ser utilizado como una sustancia alternativa no tóxica en lugar de antidepresivos convencionales, ansiolíticos y medicaciones hipnóticas, resultando en una reducción de la cantidad de medicaciones ingeridas por las personas mayores.
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[1] World Health Organization. (2018). Mental health of older adults. [online]
[2] Guaraldo L. Inappropriate medication use among the elderly: a systematic review of administrative databases. BMC Geriatr 2011; 11: 79
[3] Livingston, M. and Livingston, H. (1999). New antidepressants for old people?. BMJ, [online] 318(7199).
[4] Blessing, E., Steenkamp, M., Manzanares, J. and Marmar, C. (2015). Cannabidiol as a Potential Treatment for Anxiety Disorders. Neurotherapeutics, [online] 12(4).
[5] El-Alfy, A., Ivey, K., Robinson, K., Ahmed, S., Radwan, M., Slade, D., Khan, I., ElSohly, M. and Ross, S. (2010). Antidepressant-like effect of Δ9-tetrahydrocannabinol and other cannabinoids isolated from Cannabis sativa L. Pharmacology Biochemistry and Behavior, [online] 95(4), pp.434-442.
[6] Blaas, K. Treating depression with cannabinoids. (2008). [ebook] Austria, Vienna: Cannabis-med, pp.Pages 8 – 10.
[7] Pertwee, R. G. 2006. The pharmacology of cannabinoid receptors and their ligands: an overview. Int. J. Obes. (Lond.). 30 (Suppl.): 13–18
[8] Hsiao, Y., Yi, P., Li, C. and Chang, F. (2012). Effect of cannabidiol on sleep disruption induced by the repeated combination tests consisting of open field and elevated plus-maze in rats. Neuropharmacology, [online] 62(1), pp.373-384.
[9] Babson, K., Sottile, J. and Morabito, D. (2017). Cannabis, Cannabinoids, and Sleep: a Review of the Literature. [online]
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